Cadence of Hyrule


Nintendo Switch ha supuesto un cambio para los de Kioto; los japoneses siempre ha sido una empresa a la que le cuesta ponerse al día y conservadora con sus franquicias sagradas, pero con Switch el paso adelante es evidente y, aunque aún con cosas por pulir, esta nueva Nintendo cada día da más gusto de ver sana y fuerte. Durante los primeros días de la nueva consola de Nintendo se hablo mucho de cómo las thrid party seguían sin apostar por consolas de Nintendo y cómo ésto podía suponer un nuevo fiasco económico como Wii U y el peligro real de una bancarrota nipona. Pero por suerte ese no fue el caso, Nintendo Switch supo ver en el mercado indie la forma de paliar este abandono de las grandes editoras y conseguir hacer su consola atractiva para los desarrollos más humildes. Hollow Knight, Celeste, Overcook, Deadcells y un largo etcétera son juegos que han conseguido una gran notoriedad y ventas en Switch, aliviando así las carencias de títulos de mayor presupuesto. Pero lo más sorprendente de todo es ver a Nintendo dando un paso más hacia adelante y rompiendo un techo de cristal y jamás pensé que serían los de Kioto quienes abrían la lata: ceder una de sus franquicias insignia a un estudio independiente y darles la oportunidad de crear algo nuevo. Eso es Cadence of Hyrule, una colaboración entre Brace Yourself Games, creadores del danzante Crypt of the Necrodancer, y Nintendo; con Brace Yourself Games desarrollando el juego y Nintendo supervisando y editado el juego, Cadence of Hyrule sienta un precioso precedente y hacer ver lo que está por venir con mejores ojos.
Cadence of Hyrule puede plantearse como una secuela de Crypt of the Necrodancer con unos invitados estelares como Zelda, Link y la mismísima Hyrule. Esto no quita que a día de hoy siga siendo una idea muy bien parida y que sorprende por ser una idea increíble y sólida como el ritmo de un metrónomo. En Cadence of Hyrule no seguir el ritmo significa la derrota más dolorasa; en él nos vemos atrapados en un bucle musical que nos obliga a movernos al ritmo de la música y combatir -o bailar, cómo lo prefiráis- teniendo en cuenta el tempo. Esto se puede hacer cuesta arriba de primeras, pero con un poco de atención y concentración la música fluirá con vosotros. Y cómo no fluir con esa música, un híbrido entre las dos franquicias y con piezas clásicas de The Legend of Zelda con un lavado de cara y más marchosas que nunca. Sin extenderme más: Escucharla, por favor.
Aunque bailar solo es un poco aburrido y para que no estemos tan solos en la pista de baile los clásicos enemigos de Hyrule nos acompañaran con sus pasos de baile bien aprendidos. Cada uno tendrá su propia forma de dejar fluir los ritmos de la noche y debemos interiorizar sus movimientos y aprender a bailar con ellos: El tango de la muerte. Esta forma de desarrollar los combates genera una sensación extraña pero placentera de combates por turnos en tiempo real, cada compás es un turno y hay que tener claro tanto dónde vamos y no perder del ritmo. Suena a muchos platos con los que hacer malabares pero una vez entras el flow, lo más difícil ya está hecho.

Mi relación con Crypt of the Necrodancer fue un poco extraña; es un gran juego, pero no consiguió engancharme y tenerme atado a sus alocados ritmos. Es algo que me ocurre con muchos rogue-likes que juego. Con excepciones como Nuclear Throne, siempre he chocado con la progresión y con cierta falta de motivación por seguir adelante. La falta de cierto argumento que me motive o una progresión difícil de roer hizo que no le diera todo el tiempo que seguro merecía la primera obra de Brace Yourself Games; y siendo problema cien por cien mío. El caso es que en Cadence of Hyrule la cosa cambia, siento que tengo motivos claros para seguir adelante y que la progresión se me hace más amable; aunque pensándolo bien, Crypt of the Necroancer salió en 2015 y, quieras o no, un servido ha madurado algo con los años y ahora estoy más dispuesto a dar más de mí en ese sentido. Aun así, que el juego tenga una trama me hace cogerlo con más ganas. 

Como se desarrollará largo y tendido a continuación, Cadence of Hyrule es un híbrido entre un The Legend of Zelda clásico y Crypt of the Necrodancer; ésto nos da una fusión de sensibilidades: las muertes saldrán caras perdiendo todo lo que consiguiéramos, excepto los diamantes, pero sin tener que volver a un punto de partida alejado de donde nos encontráramos; una progresión mucho más unida a la exploración de los entornos que ha llegar a ciertos puntos del mapa. Creo que es importante recalcar esta “amabilidad” porque es un juego consciente de llegará a muchos jugadores nuevos y presentar un muro a priori infranqueable en un título con Link en la portada puede salir caro. Suerte que no es el caso.

Que Cadence of Hyrule sea a la vez una secuela digna de Crypt of the Necrodancer y un fantástico Zelda en 2D es lo que de verdad me vuela la cabeza de todo el juego; consigue un equilibrio perfecto entre ambas franquicias y sabe contentar, a través de su diseño, a todos. Mientras transitamos las praderas, bosques y demás biomas de Hyrule todo se siente igual que los clásicos de la saga de Aonuma y compañía, pero cuando nos adentramos en las mazmorras todo se siente igual que el juego anterior de Brace Yourself Games. Esa mezcla que no crea fricción y que se siente tan natural es lo que me fascina.

Cuando pienso en Cadence of Hyrule siempre me acuerdo de Sonic Mania; un juego de un estudio pequeño pero que consigue captar la esencia de un clásico a la perfección y donde se siente un apreció y respeto enorme por la franquicia en cada instante de la aventura. Tengo que reconocer que no he jugado a todos los juegos clásicos de la saga: el único que termine es el clásico de 1986 y Breath of the Wild, y deje a medias A Link to the Past. Pero su diseño y su forma de incitar a la exploración es algo que se me hace placentero como pocos. Cadence of Hyrule toca todas las teclas para, por sí solo, ser un gran Zelda en 2D. Transitar Hyrule es apasionante y saber que está llena de secretos por descubrir y recovecos con su miga hace que este juego roce la perfección en instantes. Y como prueba de todo ésto está el modo arrítmico: un modo que ignora los ritmos y permite vivir la aventura como un Zelda clásico y, sorpresa, se sostiene con una soltura que no puede ser tomada a la ligera si pensamos que ignora su mecánica central.

Antes de concluir quiero destacar dos puntos de juego: no da muchas vuelta para justificar la presencia de Cadence en Hyrule y la capacidad de jugar con el personaje que queramos. Cadence es transportada por la Trifuerza a Hyrule y aquí acaba la explicación ¡A JUGAR! Perfecto. Donde vale la pena detenerse es en el segundo punto; ya lo dije en mi primer y lejano análisis de The Legend of Zelda: Breath of the Wild cómo Zelda era un personaje muy interesante desaprovechado en muchos aspectos, y llamándose esto la leyenda de Zeda, pues es un poco triste que la mujer tomé tan poco partido en la acción. Deseo con todas mis fuerzas que ésto cambié con el siguiente juego de la saga, pero Cadence of Hyrule muestra un camino que me parece que es el más indicado a seguir. Durante la aventura podemos elegir al principio entre jugar con Zelda o Link, cada uno con sus habilidades clásicas y diferenciadas, pero con las cuales puede superarse sin ningún problemas los conflictos que hagamos frente. Y para no despertar las suspicacias de nadie, el final nos obliga a jugar con los tres personajes (Link, Zelda y Cadence) en equipo para derrotar a Ganon: Espero que más de uno tomase nota de ésto.

Ahora toca cruzar los dedos y confiar que Cadence of Hyrule no será una ave raris y que más adelante podamos ver más títulos de este estilo, sacando de cierto modo a las franquicias más clásicas de su zona conservadora y viendo sus posibilidades fuera de su círculo de seguridad. Porque no me puedo llegar a imaginar la alegría que puede suponer para unos desarrolladores que se han criado y crecido con estas aventuras, poder desarrollar ahora una ellos mismos. Por lo próximo Cadence of Hyrule ha sido un éxito, tanto en crítica como en ventas, así que la gente parece haber respondido a la llamada. Y pensar que los primeros en abrir la lata ha sido Nintendo no puede ser mejor noticia: benditos cambios.

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