Celeste


Si algo me ha enamorado desde pequeño es la música; desde que escuche un disco recopilatorio de U2 en el coche de mi padre no he podido para de escuchar y nutrirme de mucha música: hasta llegar al punto de dedicar gran parte de mi adolescencia a aprender música e intentar componer mis propias canciones. Pero siempre me encontrado con un muro, hasta el momento, infranqueable. Mi incapacidad para ser conciso y directo. Simple. Siempre he sentido un respeto máximo por los autores que,desde la sencillez, consiguen tocar las teclas adecuadas y justas para ser simplemente perfectos. AC/DC sería un ejemplo perfecto;sus grandes éxitos son composiciones simple y con un ritmo de lo más sencillo, pero si no se te ponen los pelos de punta con Thunderstruck es que estás muerto por dentro. Replicar esta fórmula puede parecer sencilla,pero es difícil de replicar: y más de superar. Celeste transmite esa misma sensación;con unos recursos mínimos, a priori, construye un título sólido y que no para de añadir y reinventarse constantemente: un triunfo de la simpleza y un firme candidato a juego del año dentro del plataformas.
Madeline es la protagonista de Celeste;una chica que intenta huir de su vida y de sí misma. Lo único que sabe con seguridad es que su objetivo es coronar la cima de la montaña Celeste. Pero, la montaña Celeste esconde más de un secreto que van a dificultar la misión de Madeline: los extraños lugares que llevan a la cima; la escalada por la montaña; las apariciones de misteriosos seres, entre ellos una versión “mala” de Madeline. Es muy importante hacer énfasis en esa comillas, porque cómo nos enseñó Neon Genesis Evangelion: la autoestima es la única forma de avanzar y convertirnos en mejores personas. Y Celeste consigue transmitir un mensaje sólido sobre la depresión, la auto superación y el autoestima; sin tener miedo a hablar de las dificultades de la depresión y más importante aún, transmitiendo a través de las mecánicas. Una historia sobre aprender de los errores, en un juego donde no dejamos de morir, y hacer las paces con uno mismo y perdonarse a uno mismo.
La sencillez de Celeste está en su pulida jugabilidad y mecánicas que son pocas pero perfectamente aprovechadas para darle una profundidad mareante; Celeste con un deslizamiento y un salto construye en videojuego denso y absorbente como pocos. Jugar a Celeste es duro y vamos a tener que llenarnos de paciencia, pero, gracias a una magnífica curva de aprendizaje, los niveles se solucionarán de forma orgánica y hasta mágica. Es algo realmente sorprendente; al tener un reducido abanico de movimientos,la solución pasa por aprender a usar de forma precisa y perfecta los escasos recursos de Madeline.

El diseño de niveles de Celeste es donde se materializa todo lo dicho anteriormente; cada nivel añade una nueva variante que nos hace ver los escenarios desde otro punto de vista y ofrece nuevas posibilidades: desde nubes que nos permiten saltar más alto a plumas que nos permiten transformarnos en una especie de orbes brillantes,y mucho más... Donde también cabe destacar el maravilloso diseño detrás de Celeste, es en el tutorial invisible que vemos(o no) en cada inicio de nivel. Sutil, pero efectivo; con un simple vistazo y jugueteo con estos nuevos elementos queda claro cuál es su papel dentro del plataformeo.

Y por si parecía poco,es un diseño por capas(como las cebollas), porque las fresas y las cintas aportan un aumento en la dificultad de los niveles. Quiero hace mucho énfasis en las fresas, que me parecen un coleccionable muy bien pensado e integrado con una mecánica divertida a la par que frustrante. Cuando cogemos una fresa solo nos contara si tocamos tierra firme,esto añade una dificultad muy interesante; ya que, no nos basta con llegar a ella,sino que tenemos que pensar cómo saldremos y volveremos a zona segura. De verdad que me parece un añadido inteligentísimo y verdaderamente retante. Pero aún ahí más, Celeste premia mucho la exploración y la curiosidad gracias a sus secretos: las cintas; que nos desbloquean versiones más difíciles, aún, de los niveles; los corazones azules, que nos sirven como llave para abrir el último nivel; y muchos más secretos... El contenido en Celeste es realmente mareante y con una jugabilidad tan sólida, es imposible no dejar de jugar.

Celeste tiene como late motiv la sencillez; con unos gráficos simples, pero que visualmente resultan fácilmente legibles de un vistazo y una banda sonora de electrónica suave y con melodías muy claras y que consigue impregnar los escenarios con una aura de misterio y fantasía. La gran variedad de escenarios nos permite ver una precioso uso de los colores y el pixel art; consiguiendo aportar personalidad a cada nivel. Y con unas ilustraciones con un estilo que personalmente me encanta. También me gustaría mencionar lo bonitos que son los menús de Celeste y como no deja que el pixel art se apodere de su identidad visual.

Celeste es una obra magnífica y que no puede dejarse pasar. Para mi, de lo mejor que llevamos de 2018. Celeste es un baño de humildad para el mundo del videojuego, a esos juegos que se pierden por el camino de las opciones y modos; Celeste demuestra que quién mucho abarca, poco agarra y lo que más gracia me hace es que parece sencillo y fácil. Pero ahí reside la magia de las cosas simples: que no lo son.

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