Florence


Los videojuegos para móviles son la oveja negra dentro de la comunidad de “Gamers”(como odio este termino); pero, contradictoriamente a lo que puede parecer, es un mercado con mucho peso. Hay mucha tela que cortar en este tema pero se volvería una introducción densa y seguro que me iría por las ramas divagando. El caso es que el mercado móvil está saturado de productos mediocres (por no se irrespetuoso) gratuitos y llenos de microtransacciones y desde las atalayas de superioridad auto-erigidas por una comunidad endogamica parece ser un mercado irrelevante y que no tiene nada que aportar. Los juegos móviles son el Candy Crush que juegan tus tías y el Clash Royale que lo juega tu padre, pero ellos no son “Gamers”, ¿no? Si os interesa el tema, Daniel Muriel ha escrito un libro, Identidad Gamer, recopilando todos los artículos que escribió en Anaitgames que profundizan en las identidades de los jugadores. Al final me he ido por las ramas. Esas barreras de humo y techos de cristal están para quebrarse y aprender que no debemos dar cosas por sentadas y que, si se explorá, puedes encontrar juegos sinceros y con algo que decir. La obra de Montains y distribuida por Annapurna Interactive es prueba de ello: Florence es una obra que comprende, abraza y aprovecha todas las capacidades narrativas de los videojuegos y los móviles.
Florence es la protagonista de la obra del estudio australianos Montains y nos lleva por la etapa de cambios y donde su vida da un vuelco: la juventud de Florence. Es una historia universal y que conecta con todo un grupo de soñadores, en el que me incluyo, que buscamos algo más; no sabemos que es exactamente pero aquí estamos y es imposible no sentirnos representados por Florence. Es un juego directo y conciso, no está aquí para hacernos perder el tiempos más de lo debido; es una pequeña píldora de inspiración, sobre aprender gracias a los demás y a crecer saliendo de nuestra zona de confort y explorando fuera de nuestra burbuja; todo esto culmina en un mensaje sobre la autorealización, el esfuerzo por materializar nuestras metas y darle un sentido a la vida más allá de despertarse por la mañana y dormir por la noche.

Todas estas conclusiones y reflexiones son representadas por un conjunto de mecánicas simples pero exprimidas hasta ser diamantes pulidos y un apartado artístico y sonoro que pone su granito de arena para dar una obra excelente en todo lo que se propone. Pero donde esta lo magro es en las mecánicas y su sentido narrativo.

En las pequeñas cosas reside la vida: las mecánicas en Florence son prueba de ello. Como decía antes, son mecánicas a priori simples, al fin y al cabo es un móvil y todo se resume en deslizar el dedo de un lado al otro; pero en ello reside la magia. Los mandos y los teclados son una abstracción física de lo que ocurre en pantalla, si juegas a Street Fighter II tu pulsa un botón para dar un puñetazo y sientes una inmersión, para ti ese puño es natural no es una simple pulsación. Esto, con cierto trabajo, puede dar una sensación de juego perfecta y sumergirnos más en lo que ocurre en pantalla. Una traslación perfecta de un movimiento real a, en este caso, la pantalla de un móvil. Florence profundiza mucho en la expresión narrativa a través de las mecánicas y consigue que sintamos una repuesta a nuestra acciones muy placentera y reconfortante, como empujar a un amigo a embarcarse en sus sueños, recomponer los fragmentos irreparables del pasado o simplemente dejar ese pasado atrás.

Pero esto no se detiene aquí; las mecánicas aparte de hacernos sentir en un “aquí” y una “ahora” también no muestran los cambios por los que pasa Florence, qué le ocurre y tuerce las leyes del videojuego para impulsar su narrativa. Lo que hace con la rutina de pareja es el ejemplo perfecto de cómo representar los cambios y la distanciación entre una pareja a través del diseño de “puzzles”.
Sabes que estás mecánicas no están hay para hacer bonito cuando los giros de guión vienen de la mano de los momentos más inspirados mecánicamente: El paso del tiempo mientras giramos las manecillas del reloj, los espejos que nos devuelven algo más que el reflejo de Florence y las maravillosas conversaciones.

Si algo merece la pena experimentar de Florence son las conversaciones; es sin duda la mejor idea de título y donde el equipo de Mountains da en el clavo. Las conversaciones se representan como un rompecabezas que debemos ordenar para hablar, esto nos muestra la timidez de Florence y como tiene un cuidado quirúrgico en cada palabra que piensa. Pero la cosa no termina aquí, mientras Florence más habla con Krish; su novio, durante las primeras citas; más sencillos son estos rompecabezas hasta el punto de darsenos un bocadillo ya resuelto. Esto se salta todo lo que conocemos como curva de dificultad, haciéndolo a la inversa, y demostrándonos como, poco a poco, Florence está más cómoda con Krish y gana confianza consigo misma. Y como propina nos regala el detalle de cuando estas conversaciones se convierten en una discusión estos bordes pasan de ser redondos a ser afilados y punzantes: una bendita genialidad.

Con todo lo dicho ya podríamos darnos con un canto en los dientes pero esto aún no ha terminado. El apartado visual y artístico es una maravilla y refleja un gran trabajo de narrativa visual con un inteligente uso de los colores como es amarillo representativo de la inspiración y la falta de color con la depresión o la rutina más tediosa. Todo con una presentación que coquetea con los cómics y que con una dulzura en el trazo y una gran noción del movimiento consigue imágenes de una gran belleza. Y todo barnizado con un, también precioso, apartado sonoro, ya sea con unos efectos de sonido prefectos o con ciertas distorsiones que aumentan la inmersión y una banda sonora que narra de una forma que solo la música puede
El drama reside en lo singular de la naturaleza de Florence, repudiado por su simpleza por unos y despreciado por otros dado a la falta de comprensión sobre las posibilidades narrativas del videojuego. Y no ser gratuito no ayuda (no quiero decir que no valga los 3 euros que cuesta ; los vale y es una ganga, pero en estas tiendas digitales eso parece una enorme cantidad) Florence es un producto soñador y que busca la autorealización, tanto Florence como sus propios desarrolladores. Las personas que disfrutamos del medio con sinceridad y mente abierta tenemos el deber de explorar en busca de nuevas experiencias y enfoques vengan de donde vengan. Pero hay que buscar y tener paciencia, porque lo fácil es rendirse, condenar sin saber y pensar que es un vertedero digital. Hay pepitas de oro en el lecho de los sucios ríos de las tiendas digitales: solo hay que encontrarlas.


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