Vane
Esto no va a ser bonito. Si empezaba el
año con buena cara gracias a ZeroRanger, esa alegría no ha durado
mucho más. Nunca me he encontrado con esta situación: analizar un
verdadero desastre. Pero de todo se aprende y de los problemas de
Vane se sacan muchas cosas en claro sobre cómo no se hacen las
cosas en los videojuegos.
Para dejarlo claro desde ya: Vane es un
desastre estrepitoso. No es un producto que pueda decirse que tenga
algún que otro problema ahí y allá porque sus propios cimientos
son inestables. Es, de verdad, de lo peor que he jugado en mi vida.
Esto no suele pasarme porque me suelo informar antes de comprar, pero
en este caso con saber que ex-trabajadores del Team ICO estaban
detrás de Vane me pareció suficiente excusa. Moraleja: Informaros
bien, leer y ver primeras impresiones porque sino pasa lo que pasa.
Todo mal es lo que define a Vane. Tiene
el peor inicio jugable que he visto en mi vida y entiendo a la
perfección quién dejará de jugar en los primeros compases; porque
no hay por donde cogerlo. Primero tenemos una introducción, que sin
ser un desastre, ya empieza a olerse a chamusquina. Un control algo
tosco y un escenario con scripts pobres y poco pensados para ser
transitados, pero siendo consecuente con lo que es, ésto es solo la
introducción. Al comenzar las desventuras de Vane, es cuando
recibimos un K.O del cual no nos recuperaremos jamás. Lo que parece
un momento mágico e idílico para los amantes de este tipo de
aventuras como alzar el vuelo por primera vez en un desierto
silencioso, se vuelve rápido en una pesadilla y por muchos factores.
Vane quiere que aprendas a volar por ti mismo y eso puede sonar
bonito sobre el papel, pero una vez a los mandos es un desastre. Con
una ausencia de tutoriales y un control tosco, Vane pone el primer
clavo de su ataúd; destroza la inocencia del jugador y lo frustra.
Después, una vez el jugador ha mirado los controles en el menú de
pausa, nos damos cuenta de lo mal integrados que se sienten los
controles al feedback visual. Volar es todo lo grácil y relajado que
puede ser machacar sin ton ni son la X; parece más un ataque de
tortura de Bayonetta que el elegante vuelo de un pájaro.
Siguiendo con, aún, los primeros
compases de Vane viene la gota que colma el vaso: Vane es un juego
sin el pulido mínimo que debe de tener una obra a la venta.(Recuerdo
que PS4 no tiene plataforma de Early Access) Texturas que aparecen de
repente o que no se cargan, momentos donde traspasamos el suelo, la
cámara se hunde en el suelo, nuestro personaje se queda atrapado,
etcétera... Y esto se ve en diez minutos a los mandos de Vane.
Los desarrolladores de Friend & Foe Games no han dado una, porque su estilo artístico no ayuda tampoco a que
la cosa funcione mejor. Un estilo de colores planos y con superficies
donde destacan los triángulos; da la sensación de prototipo de
juego o un juego de estudiantes donde abundan las buenas intenciones
pero el resultado es el que es. El diseño visual destaca por su
ausencia con modelados simples y, en un juego sin HUD, no encontramos
referencias visuales que nos hagan el viaje más fácil o intuitivo
-salvo en una excepción-. La banda sonora y los efectos, sin ser un
desastre, carecen de personalidad alguna; dejándonos con una banda
sonora intrascendente que no destaca en ningún momento y parece
compuesta en algunos instantes por un Hans Zimmer en horas bajas.
Después de dejar el vuelo por el
desierto y empezar a sumergirnos en las cueva de Vane nos encontramos
con nuevos y terribles enemigos: la cámara en espacios cortos y la
oscuridad. La cámara es un agobio constante porque choca
constantemente con las paredes y parece que en algunos momentos
quiere emular esa cámara tan inspirada y maravillosa de Shadow ofthe Colossus, pero ni se acerca a la finura de la obra maestra de
Fumito Ueda. La magia de la cámara de la segunda obra del Team ICO
es cómo logra, sin dejar de ser dirigida con mano experta, darnos el
control para colocarla a nuestro gusto; es como un trato o un acuerdo
en que las dos partes tienen el control pero no se molestan, y eso es
muy díficil de lograr. Y sí, es una cámara que también patina en
las distancias cortas, pero eso es una pequeña grieta en un cimiento
firme y compacto. Vane no tiene ningún momento en el que sientas que
la cámara esté bien dirigida y siempre hay que estar encima de ella
corrigiéndola para que no moleste. Sumado a la oscuridad que
envuelve a esos momentos del juego: Vane se convierte en un verdadero
suplicio para los sentidos. Una experiencia lenta, cansina y
desquiciante.
Aún me dejo cosas, pero quiero
terminar con lo más triste de todo: Vane pretende transmitir un
mensaje sobre el ciclo de la vida y la ambición humana en detrimento
de la naturaleza, pero con tamaño desastre lo último que quiero es
volver a comprobar si estas conclusiones que he sacado son correcta.
No pienso volver a tocar Vane ¡qué lo haga otro! Si algo nos
demuestra Vane es que, al fin y al cabo, lo primero que debe hacer un
videojuego es funcionar y responder de forma correcta y a partir de
ese punto, construir sus mecánica y su narrativa porque sino pasan
estas cosas. Seguro que Vane ha tenido mil problemas durante el
desarrollo; es un juego que se anuncio en 2014 y ha tenido problemas
entre desarrolladores. Seguro que la inversión no ha sido pequeña y
las fechas de entrega han sido duras pero no me parece una excusa
suficiente para justificar el resultado final. Vane no tiene ninguna
base solida, es un castillo en los cielos. Una casa que se empezó a
construir por el tejado.
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