Red Dead Redemption 2
En esta época donde todo se evalúa
con una lupa cínica y desconfiada todo, donde hay que vigilar la
fecha de estreno al dedillo para asegurar una buena recepción y
generar beneficios; hay estudios que están por encima de ésto.
Estudios que tienen el suficiente renombre y pedigrí como
para saltarse a la torera lo dicho antes: estudios que ya han
demostrado sus obras son algo superior, tienen la confianza del público y que representan un salto en
sus valores como superproducción. Blizzard, Naughty Dog y Rockstar
Games son estos estudios, la vanguardia del AAA, gente que hace
avanzar a estas superproducción y las acerca a las masas entregando
un producto sin fisuras, entretenido y divertido. Jugar a uno de sus
últimos títulos es jugar y ver, literalmente, hacía donde irán
los géneros que tratan; es jugar al futuro, a lo próximo que
vendrá. Y Red Dead Redemption 2 es eso; el último juego de Rockstar
Games es el nuevo techo de las superproducción de mundo abierto, un
mundo vivo, enorme y detallado y orgánico, con una historia densa y
unos personajes entrañables y que dejan un poso en el jugador. Un
juego para mirar al futuro.
Lo más importante
en esta nueva entrega de mundo abierto de Rockstar Games es,
irónicamente, el mundo. Ahí es donde se da un salto de gigante en
comparación a lo visto hasta ahora, títulos como The Witcher 3 o
Breath of the Wild hicieron avanzan a los sandbox, dando los mismos
valores a las misiones secundarias y presentando un mundo vivo y
orgánico con sus sistemas interconectados, respectivamente. Red Dead
Redemption 2 recoge el testigo y aplica muchos de lo aprendido y
avanza metiendo la capacidad de dialogar con cualquier NPC del
escenario y permitiendo una opción que hace avanzar tanto la
inmersión como a la propio imagen de los juegos de Rockstar.

La misiones fuera
de la trama principal son otro de esos pasos hacía adelante y donde
se difuminan las lineas entre trama principal, misiones secundarias y
eventos aleatorios con una maestría y un trabajo titánico. La trama
principal es la más canónica de las tres pero en ocasiones nos
veremos envuelto en ella porque un compañero del campamento vendrá
y nos obligara a entrar en su misión porque él lo necesita. Esto da
entidad al personaje y hace verles como algo más que un icono en el
mapa. Donde se desmelena con fuerza Red Dead Redemption 2 es en los
eventos aleatorios. La variedad es inmensa y crea algunas pensando en
sorprendernos y pillarnos a pierna cambiada para sorprendernos: de
golpe puede cruzarnos una carreta ardiendo y convertirse en una
emboscada de una banda enemiga, podemos encontrarnos a una mujer
debajo de su caballo muerto y sacarla y tener que llevar a casa y
también encontrarnos a una mujer que quiere que la llevemos a casa y
robarnos el caballo. Sé que son cosas que ya estaban en Red Dead
Redemption pero aquí se amplia la variedad y se hace magia al
convertir un evento aleatorio en una misión secundaria larga y con
un trabajo igual que en la trama principal. Esto eventos también
pueden convertirse en una forma de obtener información de la zona y
pueden llevarnos a otros evento como robo de diligencias o de casas
generando así un mundo completamente conectado.
El mundo de Red Dead Redemption 2 es mágico de recorrer por la capacidad de generar un ambiente orgánico y vivo, tanto en lo abstracto como en lo físico y visual. Los escenarios son bellisimos y se sienten vivo gracias a la increíble iluminación que lo rodea todo de una luz maravillosa. Si el juego de los Houser es tan impresionante visualmente y si da la sensación de estar jugando al futuro no es porque sus texturas sean lo más o porque las caras y expresiones sean puro fotoralismo -sin desmerecer ese trabajo que roza un nivel alto- pero todo esto aplicado con su iluminación hace que todo el apartado visual y artístico suba más de unos peldaños y cree en el jugador una sensación durante las primeras horas de incredulidad y de no ser posible. Un juego así de impactante y bonito no puede ser real, pero sí que lo es. Los efectos climáticos es de no creérselo uno, tanto la niebla con los rayos de sol filtrándose en ella o las estruendosas tormentas con rayos a la distancia que rompen durante un instante con la oscuridad. El trabajo con la iluminación ha sido tratado con un mimo demencial que hace que todas las situaciones puedan ser abordadas a cualquier hora y que las cinemática luzcan en cualquier momento. Donde se ve esto de forma clara es en afrontar una misión o un tiroteo nocturno donde las hogueras y la luna, como si un faro fuera, son suficientes para desarrollar una visibilidad clara y nítida.
Esa iluminación
son permite disfrutar de unos tiroteos con un sabor conocido pero con
una personalidad única y muy bien representados. Uno de los
problemas que tiene en los primeros compases es que al tener tantos
atajos y nuevas posibilidades, el mando ha tenido que reestructurarse
y eso hace que desenfunda no sea tan rápido y sencillo como en el
original. Sé nota más peso y un tono más realista pero hasta
acostumbrarse uno es un poco frustrante. Pero una vez rota esta
barrera ya solo queda disfrutar de unos tiroteos que pueden parecer
genéricos pero que con un par de pinceladas de brillantez pura y
dura consiguen otorgarle su propio peso y personalidad. Para empezar
ya tenemos las bases del Red Dead Redemption que son exportadas y
mejoradas en esta nueva entrega: una quinestética única entre las
armas, unas físicas de disparos y enemigos siempre sorprendente y
una gran variedad de armas. A todo esto se le suman dos maravillosos
factores: percutar manualmente las armas cuando estamos apuntando con
precisión, y disparar desde la cadera para vaciar rápidamente un
cargador contra el enemigo.
Vamos por la
primera: adoro que tengamos que percutar las armas en los disparos
más precisos porque esto nos hace pensar en lo mal acostumbrados que
estamos a las armas automáticas y hace que las armas de Red Dead
Redemption 2 tengan su propia entidad y las sintamos como armas más
rudimentarias pero satisfactorias; y después esta la posibilidad de
disparar ráfagas desde la cadera, otra maravilla que nos poner en la
piel de esas imágenes icónicas del Western donde esa lluvia de
plomo venía con la muerte de la mano. En los disparos a la cadera es
cuando se agradece el auto-apuntado y crear momentos apasionantes.
Los que se sienten durante un tiroteo en coberturas, mientras
apuntamos y percutamos, la música nos pone en un Western, y
decidimos terminar con esto ya y pasamos a sacar a nuestra amiga la
escopeta de repetición para, después de salir a pecho descubierto,
vaciar el cargador entero y por un momento palpar el silencio después
del caos es algo único.
Todo esto es genial
y ya solo por eso el juego es una maravilla pero aquí hemos venido
por una historia. Si Red Dead Redemption me pareció el mejor título
de la anterior generación fue, entre muchas otras virtudes, por su
historia. Siempre se me hace un nudo en la garganta al pensarlo.
Rockstar Games tenía aquí una prueba de fuego porque no es su
estilo hacer secuelas directas y las expectativas eran altas. La
historia principal nos habla más de la lealtad y sus consecuencia.
La redención vendrá más adelante cuando toque hablar del
protagonista. Para empezar esta historia ya nos coloca una cuenta
atrás que parece lejana pero lentamente va ahogando a la banda: el
salvaje oeste llega a su fin y la civilización se abre paso. Como se
da entender en varias ocasiones, esto se asemeja -guardando las
distancias morales y éticas- a la invasión y robo de sus tierras a
los indios americanos. Un invasor del “exterior” viene a invadir
tierras “libres”. Esto pone en jaque a Dutch y su banda que serán
perseguido y arrinconados como un perro, y un perro arrinconado es
muy peligroso. Esto llevara a una escalada de violencia y situaciones
caóticas que llevarán a que nos planteemos todo lo que se nos ha
establecido desde un inició y si de verdad todo es tan bueno y está tan controlado como nuestro amigo Dutch dice. Nos llevará a
replantearnos si es bueno vivir con una lealtad ciega y subordinada
hacía un hombre del que cada vez vemos que; o ha cambiado, o ha
mostrado su verdadera naturaleza. Si ha esto le sumamos las
desconfianzas y los soplones esto llega a ser un thriller muy
interesante.
Pero si este juego
se llama Red Dead Redemption 2 será por algo. Este era mi miedo con
el juego en dónde iba ha estar dicha redención y si tendría un
impacto como la de John Marston. Y creo que no es ni mejor, ni peor;
lo interesante es que juegan en ligas diferentes y cada una son de su
padre y de su madre. Primero vamos a dar un poco de contexto: el
protagonista de la nueva aventura de Rockstar Games es Arthur Morgan,
un forajido de la banda que parece gozar de la mayor confianza por
parte de Dutch y ser su más leal amigo. Un hombre que vive con un
estricto código ético heredado del propio Dutch y motor de la
comunidad. La elección de Arthur como protagonista es muy
inteligente; ya que con la posibilidad de elección y diálogo,
pueden dar la posibilidad al jugador de explorar las situaciones con
total libertad y sin la responsabilidad argumental de John Marston.
Arthur es una hoja en blanco o eso parece. Es un tipo con un cierto
carisma propio dentro de la banda y que a pesar de poder rolear con
él, jamás deja de tener su propia personalidad y entidad.
Pero hasta bien
avanzada la trama principal no parece tener mucho sentido su
presencia. Vas de aquí para allá haciendo recados y buscándote
problemas constantes para salvar a la banda, pero todo parece no ir a
ningún lugar, dónde está ese final que parece no llegar. Entonces
se sucede el giro que da a Arthur su sentido: contrae la
tuberculosis, enfermedad incurable -en esa época- y amenaza con
llevarse su vida en cualquier momento y antes de hora. Esto cae como
una bomba tanto en Arthur como en el devenir de la trama. Si Arthur
ya empezaba a ser crítico con las decisiones de Dutch, ahora ve que
aunque lo logren; él no va a poder estar ahí. Esta cuenta atrás que
en un principio podía parecer lejana ha sido adelantada por una más
dura y dolorosa: la muerte prematura y dejar a sus seres queridos a
merced del desastre final. A partir de este momento vemos a un Arthur
destrozado que se arrepiente de todo lo que ha dejado atrás en la
vida y lamenta no haber intentado salir de esta espiral de violencia.
Y lo más duro, sé da cuenta de que no tiene nada por lo que luchar
que pueda decir suyo. Ha perdido su familia por dejarla desprotegida y mantenerse leal a la banda,
por no querer abandonar la banda ha perdido la oportunidad de una
nueva vida con la mujer que ama, y por una vez en su vida siente
miedo por lo que vendrá. Entonces decide que si luchara no será por
sí mismo sino por salvar a los demás, para poder otorgarles la
oportunidad que él hubiera querido: la oportunidad de vivir una vida
en paz. Esa es su redención, esta es su victoria, no por defender
sino por dar. Una victoria amarga y muy triste pero que llega por la
sinceridad que se construye poco a poco con personajes como John,
Sadie o Charles por los cuales va su sacrificio; por dales una
oportunidad de escapar de una muerte seguro por culpa de la lealtad a
un loco.
Red Dead Redemption
2 es un megatón con todas las de la ley. Es la punta de lanza del
AAA y un faro para el futuro de un medio. Un juego que hacer todo
bien y que no baja del notable en ningún aspecto, no es perfecto
pero es muy difícil serlo y cada uno verá sus propias virtudes y
defectos. Lo que es innegable es que este título va a ser de lo
mejor de esta generación y de las venideras y que pone su granito
de arena al género y aúna todas las bondades de videojuegos
anteriores, propios y ajenos, para convertirse en un reflejo del
desarrollo de superproducciones y en el mayor exponente de ellas.
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